Para ayudar a las personas con pérdidas de audición los especialistas recomiendan dirigirnos de frente a la persona, evitar lugares con ruido y hablar despacio
Tal y como ha revelado con motivo del Día Internacional de las Personas Sordas la doctora Irene López, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Quirónsalud de Valencia, la pandemia ha aumentado las consultas de personas con problemas de audición motivados por el aislamiento social que sufren estos pacientes con presbiacusia al no poder leer los labios por el uso obligatorio de la mascarilla.
La especialista recalca el estado de exclusión social en el que se hayan las personas con presbiacusia, trastorno que afecta una de cada tres personas de edad avanzada, al disminuir su capacidad de comunicación. «Muchos de estos pacientes», explica la otorrino,» se apoyan en la labio lectura y la gesticulación facial para entender la comunicación verbal pero el uso generalizado de la mascarilla se lo impide».
Otro de los sectores poblacionales que también está solicitando asistencia son los pacientes que han sufrido Covid19 y que han presentado una pérdida de audición asociada a los efectos secundarios de los tratamientos médicos intravenosos y a la intubación prolongada en las UCIs.
Qué es y por qué se produce la presbiacusia
La presbiacusia es el proceso de envejecimiento del oído interno que, de manera natural, va perdiendo capacidad auditiva. Afecta sobre todo a las células ciliadas de la cóclea, el órgano principal del oído interno, pero también va acompañado del deterioro del nervio y la corteza cerebral auditiva cuya función es la de procesar la información recibida.
La presbiacusia suele manifestarse a partir de los 60 años y afecta a un porcentaje elevado de nuestra población, de hecho 1 de cada 3 personas en edad avanzada presenta presbiacusia. «En algunos casos», detalla la especialista, «puede manifestarse de manera anticipada, sobre todo en pacientes que han sufrido exposición a ruidos fuertes en su trabajo o por aficiones (llamado traumatismo acústico) o en algunos casos familiares por herencia genética en la que se produce una pérdida de audición precoz».
La doctora López recomienda acudir al especialista ante los primeros síntomas para asegurar que no hay otras enfermedades concomitantes. Después realiza una audiometría al paciente para determinar su capacidad auditiva. «En estos casos», explica la doctora Irene López, «se debe realizar tanto la audiometría tonal, que nos dé el grado y tipo de pérdida de audición, como la audiometría verbal, en la cual se estudie la capacidad de discriminación del paciente. Muchos pacientes oyen, pero no entienden lo que les dicen».
Tratamiento de la presbiacusia
En el tratamiento de la presbiacusia la mayoría de los pacientes son candidatos a la adaptación de prótesis auditivas (audífonos) que les permite mejorar la capacidad auditiva y de discriminación. «En este aspecto es fundamental que el audiólogo, que es el profesional encargado de la adaptación del audífono, sepa orientar al paciente en la elección del dispositivo y en la calibración de los programas para optimizar el rendimiento», aconseja la doctora López.
Para los casos más severos se valora la posibilidad de adaptar implantes quirúrgicos, ya sean implantes osteointegrados o el implante coclear. «Al requerir intervención quirúrgica y posterior rehabilitación logopédica, es muy importante elegir los pacientes que son aptos para conseguir buenos resultados con estos dispositivos», destaca la especialista.
Cómo podemos ayudar a las personas con discapacidad auditiva durante la pandemia
Para la especialista en otorrinolaringología de Quirónsalud Valencia existen algunas consideraciones básicas que todos podemos aplicar para facilitar la comunicación durante la pandemia entre las que destaca: dirigirnos de frente hacia la persona para entablar la conversación; evitar lugares con mucho ruido de fondo que distorsione el sonido; llamar la atención de la persona para que sepa que te estás dirigiendo a ella y preguntar si prefiere la comunicación escrita o por gestos para apoyar la conversación; y lo más importante, hablar despacio, en un tono de voz suficiente además de repetir en caso de que se detecte la falta de comprensión del mensaje.
Fuente: ANA