La migraña vestibular, uno de los trastornos vestibulares más comunes que afecta al 1% de la población, combina episodios de vértigo, mareos y dolor de cabeza, pudiendo durar hasta 72 horas. Las dificultades para diagnosticarla han provocado que su tratamiento también sea complejo y más allá de las medidas higiénico-dietéticas, medicación y terapia física; los avances en investigación trabajan con innovadoras terapias no invasivas como la estimulación nerviosa. Aunque en este ámbito todavía queda mucho por recorrer.
Un dolor de cabeza punzante, episodios de vértigo y mareos que suelen durar unos tres días: esto es lo que se conoce como migraña vestibular. Esta patología está provocada por un trastorno en el sistema vestibular, situado en el oído interno, encargado de mantener el equilibrio y la estabilidad.
En el momento en el que el sistema vestibular se ve afectado, la persona puede sentir una sensación de vértigo, mareo que, incluso, puede desencadenar en náuseas.
¿Por qué ocurre?
Lo más habitual es que la persona que lo padezca haya padecido momentos de intensos de estrés, insomnio, cambios de temperatura, ingesta de alimentos o bebidas poco saludables, como el alcohol o la cafeína, o cambios hormonales.
¿Cómo identificarlo?
Normalmente comienza con un dolor de cabeza unilateral pulsátil. Es decir, un dolor intermitente localizado únicamente en uno de los lados de la cabeza, entre moderado y severo. Además es muy común sentir fotofobia, una intolerancia anormal a la luz que intensifica ese dolor de cabeza.
La fonofobia que también suele ser uno de los síntomas más destacados en estos episodios, consiste en una fuerte molestia irracional a sonidos fuertes. Y otros síntomas como dolor cervical, molestias al mirar hacia arriba, sensación de presión en el oído, zumbidos en el oído o alteraciones en la visión.
¿Cómo diagnosticarla?
El diagnóstico de migraña vestibular se realiza fundamentalmente en base a la detección de los síntomas expuestos anteriormente, es decir, a la historia clínica del paciente. Sin embargo, el diagnóstico se complementa con una exploración física otoneurológica que estudia la función del equilibrio.
Este diagnóstico debe hacerlo un otorrinolaringólogo, quien también determinará el tratamiento idóneo para cada caso. Este tratamiento, habitualmente, incluye sedantes vestibulares y antiinflamatorios para combatir las distintas crisis de migraña.
Pero además, tras pasar estas crisis, se recomienda al paciente acudir a rehabilitación vestibular. Dónde un fisioterapeuta realiza con el paciente un conjunto de técnicas y ejercicios físicos para recuperar la estabilidad.
¿Cómo tratarla?
El tratamiento de la migraña vestibular puede resultar un poco complejo debido a su difícil diagnóstico. En general, deberá comprender medidas higiénico-dietéticas, medicación y terapia física. Entre las medidas de estilo de vida, se incluyen evitar el alcohol, la mejora del estrés emocional o procurar un buen descanso para reducir los factores desencadenantes.
En cuanto a los fármacos empleados algunos ejemplos son los betabloqueantes, las benzodiacepinas o los antimigrañosos, así como fármacos vasodilatadores como los calcio antagonistas. En cualquiera de los casos, deberá ser el especialista otorrinolaringólogo quien determine el tratamiento.
Todavía es pronto para comprobar sus resultados pero un estudio preliminar sugiere que la estimulación nerviosa no invasiva puede ser prometedora como tratamiento para los ataques de migraña vestibular.
«Existe una gran necesidad de tratamientos efectivos para los ataques de migraña vestibular. No siempre produce dolores de cabeza, y cuando sí, a menudo son menos severos que en la migraña típica, por lo que los medicamentos para aliviar el dolor que se usan para la migraña típica a menudo no son efectivos. Las personas pueden tomar medicamentos que suprimen el vértigo o las náuseas, pero esos medicamentos causan somnolencia y dificultan que las personas realicen sus actividades habituales«, explica la principal autora del estudio, Shin C. Beh, del Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas en Dallas (Estados Unidos).
El estudio retrospectivo, publicado en la revista ‘Neurology‘, incluyó a 18 personas diagnosticadas con migraña vestibular. Ninguno de los participantes tenía antecedentes de otras afecciones que pudieran causar vértigo.
Los participantes recibieron estimulación eléctrica a través de un dispositivo portátil colocado en el cuello durante un ataque de migraña vestibular. La estimulación no invasiva envía impulsos eléctricos a través de la piel al nervio vago del cuello. La estimulación duró dos minutos a cada lado del cuello. Este tratamiento se utiliza actualmente para las migrañas típicas.
De los participantes, 14 fueron tratados durante un ataque de migraña vestibular y cuatro por mareos que persistieron entre los ataques. Después de la estimulación, el vértigo mejoró en 13 de las 14 personas que estaban teniendo un ataque. Dos personas no tuvieron más vértigo; cinco tuvieron al menos 50 por ciento de mejora en sus síntomas de vértigo.
Los investigadores puntualizan que este estudio preliminar tiene muchas limitaciones, incluyendo su pequeño tamaño, la falta de un grupo de control y que tanto los pacientes como los investigadores sabían que los participantes estaban recibiendo la estimulación. Por ello, indican que se necesita un estudio aleatorio, doble ciego, en el que algunos participantes reciban estimulación simulada.