La terapia con luz pulsada IPL ha supuesto una revolución en el campo de la oftalmología. Hasta ahora en la lucha contra el ojo seco solo se disponía de tratamientos con fármacos, aplicación de calor y masaje para mitigar los síntomas de esta molesta patología. Sin embargo, gracias a la luz pulsada se puede actuar directamente sobre la sequedad ocular y mejorar los síntomas con resultados más duraderos. Además esta terapia también está indicada en determinados casos de blefaritis, orzuelos, telangectasias y rosácea ocular.
La luz pulsada intensa (IPL) es un tratamiento innovador para el síndrome del ojo seco. Está indicado en casos de alteración de las glándulas de Meibomio, cuya función es aportar grasa a la lágrima para limitar su evaporación y mantener el ojo hidratado.
La terapia IPL se aplica para conseguir una estimulación de estas glándulas, restablecer su normal funcionamiento y reducir la inflamación. Con ello se consigue mejorar la composición de la lágrima y, por tanto, también la calidad de vida del paciente al notar menor enrojecimiento y sensación de arenilla, mayor comodidad al usar pantallas y ordenadores y menor necesidad de usar lágrimas artificiales.
¿Cómo funciona la terapia con IPL?
La aplicación de impulsos térmicos alrededor del ojo estimula las glándulas de Meibomio con la finalidad de reanudar su función normal. El objetivo es, no solo aliviar los síntomas sino también tratar la causa. Para ello, se consigue que estas glándulas se dilaten y se expandan para poder tratarlas. De esta manera, se eliminan los vasos sanguíneos anormales y se cura la inflamación tanto de la piel como la de los párpados mejorando el aspecto de la zona periocular y facial.
Este tratamiento hace que el meibum (líquido que secretan las glándulas de Meibomio) sea más fluido, favoreciendo así su secreción para aumentar el componente oleoso de la lágrima y estabilizar su capa lipídica. Aplicada en la zona periorbital y el pómulo, se obtiene como resultado el incremento de la cantidad y la calidad del flujo de lípido, reduciendo así la evaporación lagrimal.
“A través de diversas series constantes de pulsos de corta intensidad aplicados directamente en el área del entorno del ojo, se mejora la circulación sanguínea de la zona tratada, se reduce la inflamación, se eliminan venas anómalas que rodean las glándulas de Meibomio y alrededor de los párpados, y se activan estas glándulas para mejorar la calidad de la grasa que secretan y mantener así la película lacrimal idónea, que protege la superficie ocular”, tal y como explica la Dra. Ana Martínez Palmer, jefa del Servicio de Oftalmología del Hospital del Mar.
La aplicación de la luz pulsada requiere un estudio previo para que el oftalmólogo especialista pueda valorar si el paciente es candidato a este tratamiento. Por ello, se comienza por una prueba diagnóstica para evaluar la composición de la lágrima y el funcionamiento de las glándulas de Meibomio.
La prueba previa consiste en la obtención de una topografía con parámetros de calidad lagrimal, una meibografía y una fotografía de segmento anterior del margen palpebral. Este examen, de carácter completo, se realiza antes del tratamiento para saber si el paciente es un buen candidato al tratamiento y al mes de haberlo finalizado para que el médico especialista pueda determinar el grado de mejoría obtenido.
Blefaritis con IPL
Gracias al efecto antiinflamatorio, antimicrobiano y antiparasitario, la luz pulsada, está también indicada en pacientes con blefaritis, quienes padecen de disfunción de glándulas de meibomio, irritación y los ácaros Demodex, que estimulan la infección a fin de reducir la carga bacteriana.
Si la blefaritis es una condición crónica el paciente podrían incluso llegar a sufrir pérdida de pestañas o mala visión si no toma medidas preventivas, así como en el tipo de tratamiento. En definitiva, se persigue mejorar la calidad de vida de estos pacientes gracias a los beneficios de la terapia y a una menor dependencia de otros tratamientos como el uso de gotas artificiales.
El tratamiento con luz pulsada está indicado también en pacientes que presentan alteraciones cutáneas alrededor de los ojos, orzuelos, telangiectasias y rosácea ocular.