Soy ‘runner’ y miope. ¿Cómo me libro de las gafas para correr?

Probablemente, si mira a su alrededor, más de la mitad de las personas que trabajan con usted lleve gafas o lentillas. Unos 25 millones de españoles tenía problemas de visión en 2013, fecha del último Libro Blanco de la Visión en España, una exhaustiva investigación publicada por instituciones como la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico (FEDAO) y el Consejo General de Colegios de Ópticos Optometristas (CGCOO). Y no únicamente cuando se requiere un esfuerzo especial de la vista, estos complementos nos acompañan en todas las tareas cotidianas. Si bien es fácil acostumbrarse a llevar gafas para trabajar delante de un ordenador, pasear o hacer la compra, hay actividades, como correr, en las que unas monturas metálicas, por ejemplo, pueden resultar un estorbo.

Ante esta posible incomodidad, la gente con la visión menos afectada suele tomar la decisión de dejarlas en casa para hacer ejercicio físico. Para el CGCOO, esto es un error: “Hay que llevar siempre la corrección. El deportista puede sufrir caídas, lesiones o ver afectado su rendimiento”. Para hacer deporte, su óptico-optometrista le asesorará sobre el tipo de gafas que más le convienen: con monturas especiales, ultraligeras, ergonómicas o más resistentes “para no recibir golpes en deportes de balón, sobre todo en los de pelota pequeña como el squash”.

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